La importancia de la tecnología digital en todas las esferas de la vida, tanto privada como profesional, es de sobra conocida. Y la formación en empresas puede sacar mucho partido a los recursos digitales, sobre todo para dinamizar el aprendizaje presencial. En este artículo, proponemos a los formadores tres temas de reflexión para lograr que sus formaciones presenciales resulten más interactivas e innovadoras.
1. Inspirarse en el universo de los videojuegos
Los videojuegos captan la atención y pueden —en los casos más extremos— generar incluso adicciones. Las formaciones presenciales en ocasiones se consideran aburridas, de modo que el juego es una poderosa herramienta para captar la atención de los alumnos y favorecer tanto su compromiso como su motivación.
- Los juegos serios o serious games ponen su vertiente lúdica al servicio de un propósito didáctico. Utilizados ya en numerosos ámbitos que van desde la sensibilización en materia de salud hasta la investigación científica, también pueden encontrar perfectamente su lugar en un aula de formación. Simulación de mantenimientos, repetición de comportamientos que deben adoptarse, sensibilización con protocolos de seguridad… las posibilidades son numerosas. Además, existen diversas herramientas en línea para la creación de minijuegos en forma de aplicaciones o animaciones.
- Realidad virtual o aumentada: la realidad virtual ofrece oportunidades increíbles para la formación. Con independencia de la actividad de la empresa y la función que desempeñen los alumnos, es posible crear casi cualquier escenario para el aprendizaje de comportamientos o competencias: uso de una máquina, protocolo de evacuación de seguridad, etc. La realidad virtual constituye un valor añadido para la empresa, sobre todo en el caso de formaciones en entornos desconocidos o difíciles de movilizar (maquinaria de una fábrica, vehículos, etc.). En cuanto al alumnado, esta tecnología les permite enfrentarse a situaciones profesionales que serían difíciles de reproducir en condiciones reales, todo ello con un grado de dificultad del aprendizaje personalizado. Evidentemente, este tipo de herramientas exige una inversión importante en equipos y, sobre todo, desarrollo de la simulación. Por eso, solo estará al alcance de ciertas formaciones a gran escala.
2. Desarrollar el aprendizaje social
El aprendizaje social o social learning consiste en aprender con los compañeros durante debates en grupo presenciales o momentos distendidos (pausas para el almuerzo, etc.), pero también a través de recursos digitales (correos electrónicos, redes sociales, etc.).
El aprendizaje social permite evitar el aislamiento de los alumnos, favorece una mejora más rápida de las competencias e incrementa la motivación gracias al efecto de grupo. Los participantes en la formación pasan de un aprendizaje pasivo a uno activo y colaborativo. Cabe destacar que las generaciones más jóvenes ya están muy implicadas en diferentes comunidades virtuales (redes sociales, videojuegos en línea, etc.). Por tanto, construir colaborativamente su aprendizaje con herramientas digitales se ajusta perfectamente a estos hábitos de vida.
Las redes sociales pueden servir de plataforma básica a coste reducido para compartir información e interactuar, además de permitir la publicación de distintos tipos de materiales (vídeos, imágenes, textos, encuestas, documentos o enlaces). Sin embargo, este enfoque puede generar rechazo entre las personas que no muestran demasiado interés por las redes sociales o internet en general.
Existen plataformas especializadas en aprendizaje social, más costosas, pero con la ventaja de ser independientes y ofrecer funcionalidades más orientadas a la formación. Estas plataformas pueden integrarse en una solución de gestión de formaciones completas.
3. Aprovechar todas las posibilidades que ofrece el aprendizaje electrónico móvil
El aprendizaje electrónico móvil o mobile learning es una modalidad de aprendizaje mediante la que el alumnado aprende a través de un dispositivo móvil (tableta o teléfono inteligente) en distintos contextos. El alumnado interactúa con sus compañeros (aprendizaje social) y con el contenido. Además, aprende cuando quiere.
Proporcionar contenido complementario en vídeo o en MP3/streaming, facilitar los materiales del curso, incluir test o actividades lúdicas que pueden realizarse desde el sofá o en el transporte público… Un sinfín de oportunidades de innovar que refuerzan el anclaje de conocimientos.
Los contenidos en formato móvil permiten optimizar la toma de notas y las interacciones con el contenido (anotaciones en pantalla, centralización de recursos, etc.).
Sin embargo, el aprendizaje electrónico móvil plantea ciertas limitaciones a la ingeniería de formación. De hecho, será preciso pensar en la portabilidad del contenido desde el diseño de la formación y optar por recursos visuales e interactivos (en especial, vídeos formativos cortos que puedan «consumirse» fácilmente en cualquier momento).
Además, es importante pensar en el diseño adaptativo o responsive design, esto es, la creación de contenido que se adapta automáticamente a pantallas de cualquier tamaño para una visualización perfecta.
Los ejemplos incluidos más arriba únicamente constituyen unas cuantas modalidades de aprendizaje inscritas en un itinerario de aprendizaje mixto (multimodal) para enriquecer las formaciones presenciales.
En la medida en que estas herramientas digitales estén correctamente pensadas, bien adaptadas a los destinatarios y al servicio del contenido, aportarán un gran valor añadido a las formaciones. Se trata de una buena forma de contrarrestar ciertos puntos débiles de la formación presencial y, además, suscitar un compromiso fuerte y una mayor motivación por parte de los alumnos.
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