Lo cierto es que, aunque están relacionadas, son conceptos diferentes. La formación bonificada, también conocida como formación programada por las empresas o formación continua, es un sistema en España que permite a las empresas formar a sus empleados utilizando los créditos de formación disponibles a través de la FUNDAE y utiliza las cotizaciones de las empresas.
Por otra parte, la formación subvencionada se refiere a la formación que es financiada directamente por entidades públicas o privadas, que otorgan una subvención o ayuda económica para cubrir los costes de formación de los empleados y no está vinculada a las cotizaciones de la Seguridad Social.
Diferencias entre Formación Bonificada y Formación Subvencionada
La bonificación es un fondo que ha sido retenido durante el año anterior en concepto de Formación Profesional en las cotizaciones de los empleados de la empresa a la Seguridad Social y que debe ser empleado antes de que finalice el 31 de diciembre del año en curso. Por tanto, debemos tener en cuenta que la formación bonificada no es una subvención del Estado, ya que, este dinero, pertenece a la empresa y ya ha sido destinado para consumir como formación.
En cuanto a la formación subvencionada, suele ser gratuita y, según los requisitos de selección de la formación, puede ir destinada tanto a empleados por cuenta ajena como a autónomos y desempleados. Los gastos de esta formación subvencionada son asumidos por la Autoridad correspondiente.
Como ves, la Formación Bonificada y la Formación Subvencionada son dos conceptos relacionados con la capacitación y el desarrollo de habilidades, pero difieren en varios aspectos clave.
La forma de financiación
- Formación Bonificada: las empresas financian la formación de sus propios empleados utilizando parte de las cotizaciones a la Seguridad Social que destinan a la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE). Las empresas pueden decidir qué cursos financiar y cómo utilizar su crédito formativo asignado.
- Formación Subvencionada: los cursos son financiados total o parcialmente por organismos públicos, como gobiernos regionales, estatales o la Unión Europea. Los participantes no necesariamente tienen que ser empleados de una empresa específica, y en muchos casos, los cursos son abiertos al público en general.
Los beneficiarios de la formación:
- Formación Bonificada: los beneficiarios principales son los empleados de una empresa en particular. La empresa decide qué empleados participarán en los cursos y cómo utilizarán su crédito formativo.
- Formación Subvencionada: puede estar dirigida tanto a trabajadores como a desempleados. Los cursos subvencionados suelen estar disponibles para personas que buscan mejorar sus habilidades o adquirir nuevas competencias.
La gestión de los cursos formativos
- Formación Bonificada: las empresas tienen la autonomía de elegir los cursos y programas que mejor se adapten a las necesidades de sus empleados y a los objetivos de la organización.
- Formación Subvencionada: la oferta de cursos subvencionados es gestionada por entidades públicas o privadas que reciben fondos para proporcionar formación a grupos específicos de personas. Los contenidos y la duración de los cursos ya están predefinidos por la entidad financiadora.
Requisitos de acceso y selección
- Formación Bonificada: para acceder a la Formación Bonificada, las empresas deben cumplir ciertos requisitos, como estar al día con los pagos a la Seguridad Social y cumplir con las obligaciones tributarias. Los empleados que se beneficien de esta formación deben ser trabajadores de la empresa que financia los cursos.
- Formación Subvencionada: la elegibilidad para cursos subvencionados varía según el programa y la entidad que lo administre. Puede estar basada en criterios de desempleo, nivel educativo, sector laboral, entre otros.
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¿Cómo son las formaciones bonificadas?
FUNDAE es el organismo encargado de organizar la Formación Bonificada, sin embargo, las empresas disponen de total libertad para elegir el curso que mejor se adapte a las necesidades específicas de su organización y empleados.
- Abarcan una amplia variedad de temáticas que pueden seleccionar según cuál sea la actividad profesional de la empresa. Las empresas, con el objetivo de aumentar su competitividad y fomentar su crecimiento, capacitarán a sus empleados en las áreas específicas que resulten indispensables para impulsar el desarrollo de la organización.
- La duración puede variar, siendo superior a las 2 horas lectivas, sin superar las 8 horas diarias.
- Tienen diferentes modalidades para seleccionar cómo serán impartidos los cursos: presencial, a distancia o semipresenciales. Dependiendo de la modalidad, los cursos tendrán un importe máximo bonificable:
- Cursos presenciales de nivel básico: 9€/ hora.
- Cursos presenciales de nivel superior: 13€/ hora.
- Cursos de formación online: 7,5€/ hora.
- Cursos mixtos: la bonificación se ajustará de acuerdo a los módulos anteriores basándose en las horas de participación, ya sea en formato presencial o a distancia.
- Si el curso se imparte de manera presencial, el número de alumnos no puede ser superior a 30, mientras que, si se imparte de manera online, no puede ser superior a 80 alumnos.
- Las empresas cuentan con un crédito, que varía en función de la plantilla, para destinar en formación. El coste de la formación no debe ser superior a este crédito. En caso de que así fuera, la empresa deberá hacerse cargo de la diferencia.
- Acciones como congresos, jornadas o seminarios no serán consideradas formación y, por tanto, no podrán ser bonificables.
El Permiso Individual de Formación (PIF) y la Formación Bonificada
Las empresas pueden conceder un permiso a sus trabajadores para asistir a acciones formativas oficialmente reconocidas durante su jornada laboral, que pueden alcanzar hasta 200 horas. Este permiso permite al empleado mejorar sus habilidades y conocimientos a través de programas de formación que cuenten con alguna titulación o acreditación oficial. Es una medida que fomenta el desarrollo profesional y la adquisición de nuevas competencias, en beneficio tanto del trabajador como de la empresa.
El PIF y la formación bonificada pueden ser complementarios, puesto que una empresa podría utilizar el crédito formativo de la formación bonificada para cubrir los costes si alguno de sus empleados desea realizar un curso bajo el PIF.
Cada empresa debe decidir qué formaciones son más relevantes para sus objetivos y necesidades propias y cómo aprovechar mejor esta oportunidad de desarrollo para su equipo.
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